¿Qué es la Tuberculosis, cómo se transmite y cómo se trata?

Publicado: abril 13,  2019


¿Qué es la tuberculosis, cómo se transmite y cómo se trata?

La tuberculosis es una enfermedad causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones. Es curable y prevenible.

La tuberculosis se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada.



Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente; es decir, esas personas están infectadas por el bacilo pero (aún) no han enfermado ni pueden transmitir la infección.
Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen a lo largo de la vida un riesgo de enfermar de tuberculosis de un 10%. Sin embargo, este riesgo es mucho mayor para las personas cuyo sistema inmunitario está dañado, como ocurre en casos de infección por el VIH, malnutrición o diabetes, o en quienes consumen tabaco.

Cuando la forma activa de la enfermedad se presenta, los síntomas (tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso, etcétera) pueden ser leves durante muchos meses. Como resultado de ello, en ocasiones los pacientes tardan en buscar atención médica y transmiten la bacteria a otras personas. A lo largo de un año, un enfermo tuberculoso puede infectar a unas 10 a 15 personas por contacto estrecho. Si no reciben el tratamiento adecuado, hasta dos terceras partes de los enfermos tuberculosos mueren.

Desde el año 2000, se han salvado más de 49 millones de vidas gracias al diagnóstico y el tratamiento efectivos. La forma activa de la enfermedad que es sensible a los antibióticos se trata administrando durante seis meses una combinación estándar de cuatro medicamentos antimicrobianos, junto con la facilitación de información, supervisión y apoyo al paciente por un trabajador sanitario o un voluntario capacitado. La gran mayoría de los enfermos tuberculosos pueden curarse a condición de que los medicamentos se suministren y se tomen correctamente. (Organización mundial de la salud).


Diagno´ stico de la infeccio´ n tuberculosa.
Prueba de la tuberculina

Caminero, J. A. (2003). El u´nico método disponible para diagnosticar la infeccio´n tuberculosa es la prueba de la tuberculina (PT), uno de los temas de los que ma´s se ha escrito en  la  historia  de  la  medicina  y  que  han  suscitado  ma´s  interés  y  polémica. Aun hoy sigue siendo una prueba extensamente utilizada, cuando, por las limitaciones  que  se  van  a  analizar  a  continuacio´n,  deber´ıa  tener  un  uso mucho ma´s reducido, sobre todo en los pa´ıses con escasos y medios recursos econo´micos,  todos  ellos  con  una  elevada  prevalencia  de  infeccio´n  por
M. tuberculosis y con coberturas muy elevadas de vacunacio´n BCG al nacer. Sin embargo, a pesar de ser una técnica muy antigua, au´n no ha sido supe- rada por ninguna otra prueba en su finalidad de diagno´stico de la infeccio´n tuberculosa. Recientemente han existido intentos por encontrar otras pruebas que fuesen capaces de evaluar la infeccio´n tuberculosa con mayor especificidad que la PT. De todos ellos, quiza´s el ma´s prometedor puede ser la deteccio´n  del  ant´ıgeno  ESAT-6  (secretado  por  los  linfocitos  T)  a  través  de  un ELISA para interferon gamma (ELISPOT).
La historia de la PT se remonta al mismo Robert Koch, que elaboro´ la primera  tuberculina  en  su  bu´squeda  incansable  por  encontrar  una  vacuna frente a esta enfermedad. Desafortunadamente, sus primeras conclusiones, expuestas en el X Congreso Internacional de Medicina celebrado en Berlın en 1890, le llevaron a cometer un grave error y a empan˜ar parcialmente, con un estrepitoso fracaso, una vida colmada de éxitos. No en vano, Robert Koch obtuvo un extracto (“linfa de Koch”), obtenido a partir de cultivos de bacilos tuberculosos, pero con fines de poder curar la enfermedad. En 1905, von Pirquet (el inventor de la palabra “alergia” para designar algunos feno´menos inmunolo´gicos  de  la  TB)  introdujo  la  cutireaccio´n y  ma´s  tarde,  en  1908, Mantoux y Mussou la intradermorreaccio´n, que es el sistema ma´s utilizado en la actualidad. (p. 61)


  Diagno´ stico de la tuberculosis

En este paso de la agresio´n de M. tuberculosis al organismo ya se esta´  ante un paciente enfermo, que va a presentar una clínica que lo va a llevar a consultar a un médico. Es necesario conocer, por lo tanto, las manifestaciones clínicas de la TB, así como los métodos diagno´sticos indicados a realizar. Sin embargo, hay que destacar como dentro de estos métodos diagno´sticos el estudio microbiolo´gico de las muestras es, con diferencia, el ma´s impor- tante y el u´nico que puede aportar la certeza de la enfermedad. Es por ello que no es desacertado llamar al estudio microbiolo´gico como el método diagno´stico  de  la  TB,  y  al  resto  como  métodos  accesorios  al  diagno´stico.  A continuacio´n, se va a exponer cada uno de estos métodos, pero empezando previamente por la clínica, que será la que condicione la consulta y la que ocasione la sospecha diagno´stica.

Valoracio´n clı´nica

Síntomas clínicos
La TB carece de manifestaciones clínicas propias que permitan diferenciarla de otras enfermedades respiratorias. El comienzo es, la mayoría de las ocasiones, insidioso y poco alarmante por lo que pueden pasar varios meses hasta que se llegue al diagno´stico de certeza. De ahí la importancia de que el médico ponga en marcha las exploraciones complementarias ante la ma´s m´ınima sospecha cl´ınica y de que sea necesario conocer a la perfeccio´n los síntomas y signos sugestivos de la TB, hecho que conllevara´ una mayor sospecha  de  enfermedad  y  un  diagno´stico  ma´s  precoz.  De  esta  forma  se consigue un doble beneficio: individual, al permitir tratar y curar antes al enfermo, que no muere y tendrá´ menos secuelas, y colectivo, al disminuir en el tiempo su capacidad de contagio en la comunidad. Por lo tanto, conocer bien la clínica de la TB nos permitirá´ seleccionar el grupo de enfermos en los que estará´ indicado descartar esta enfermedad. Este es un aspecto funda- mental para intentar incrementar la deteccio´n de casos, una de las dos medidas ma´s importantes (la otra es la curacio´n de casos) para el control de esta enfermedad infecciosa.
Como ya se ha expuesto, M. tuberculosis puede diseminarse a cualquier parte  del  organismo  desde  las  primeras  fases  de  su  agresio´n  al  organismo. Es por ello que la TB puede afectar a cualquier o´rgano o tejido, aunque la localizacio´n ma´s frecuente es la pulmonar, la v´ıa de entrada del bacilo y que se presenta en el 80-85% de los casos en pacientes inmunocompetentes. Por lo tanto, la clínica de la TB va a depender, fundamentalmente, de la localizacio´n de la enfermedad, aunque todas tienen la caracter´ıstica comu´n de unos s´ıntomas vagos y nada espec´ıficos. As´ı, en el diagno´stico diferencial de cualquier síndrome clínico es posible incluir la TB, independientemente de su localizacio´n y de su presentacio´n. O sea que cualquier s´ıntoma o signo, en cualquier localizacio´n, puede corresponder a TB.

Aparte de la afeccio´n pulmonar, las localizaciones extrapulmonares ma´s frecuentes son, por este orden, pleural, linfa´tica, urogenital, osteoarticular y men´ıngea,  aunque,  como  ya  se  ha  expuesto,  cualquier  o´rgano  o  tejido  del organismo puede ser afectado. En pacientes inmunocompentes la frecuencia de presentacio´n de la TB extrapulmonar no supera el 15-20%, aunque este porcentaje aumenta claramente ante situaciones de inmunodeficiencia, especialmente en los enfermos de SIDA, en los que puede llegar a estar presente hasta en un 50-60% de los casos de TB.
Adema´s de los s´ıntomas locales, la TB presenta, con frecuencia, s´ıntomas  y  signos  generales,  de  entre  los  que  destacan  la  febr´ıcula,  sudoracio´n profusa, astenia, anorexia, pérdida de peso, etc., todos ellos en relacio´n con lo que es una enfermedad infecciosa cro´nica.
La primoinfeccio´n suele ser subcl´ınica, o con s´ıntomas tan inespec´ıficos como tos, febrícula, etc. Es por ello que la persistencia de s´ıntomas respiratorios en el nin˜o durante ma´s de 15 d´ıas hace aconsejable practicar una radio- graf´ıa de to´rax, en especial si se acompan˜an de manifestaciones sistémicas o extrapulmonares, como anorexia, pérdida de peso, eritema nodoso,  etc.
Por su parte, la TB del adulto o post-primaria suele tener, con frecuencia,  un  comienzo  solapado  en  forma  de  tos,  expectoracio´n  mucopurulenta, sudoracio´n  nocturna,  cansancio  fa´cil,  etc.  En  algunas  ocasiones,  el  inicio puede  ser  agudo,  con  fiebre  alta,  escalofr´ıos,  expectoracio´n  hemoptoica  o hemoptisis franca, lo que suele conllevar una consulta médica ma´s precoz y un diagno´stico menos tard´ıo. Una forma especial de comienzo es la neumon´ıa por TB, con un s´ındrome cl´ınicoradiogra´fico similar al de la neumon´ıa bacteriana. Las diseminaciones pulmonares extensas cursan con disnea progresiva e insuficiencia respiratoria, que en los casos graves puede llegar al distress respiratorio del adulto.
Por  su  parte,  la  TB  miliar,  que  siempre  representa  una  diseminacio´n hemato´gena  de  la  enfermedad  y,  por  tanto,  una  situacio´n  de  gravedad,  a pesar de que a veces el enfermo pueda tener pocos síntomas, presenta funda- mentalmente síntomas y signos generales y, con frecuencia, es necesario realizar  el  diagno´stico  diferencial  con  la  fiebre  de  origen  desconocido,  sobre todo si en el per´ıodo inicial no se ve el patro´n miliar en la radiograf´ıa.
Para una buena deteccio´n de casos es fundamental una adecuada sospecha diagno´stica, por lo que es de suma importancia el definir los casos que son sospechosos de padecer TB. Esto permite reducir la poblacio´n de estudio y aumentar, por lo tanto, el valor predictivo positivo y negativo de las pruebas diagno´sticas a realizar después.
Por todo lo expuesto, como la forma ma´s frecuente de presentacio´n de la TB y la que conlleva mayor capacidad de contagio es la TB pulmonar, los esfuerzos deben ir dirigidos, preferentemente, a detectar estos casos de enfermedad.  Como  los  s´ıntomas  ma´s  frecuentes  de  la  TB  pulmonar  son  la tos y la expectoracio´n prolongada, a efectos de intentar incrementar la detec- cio´n de casos y de disminuir la demora en el diagno´stico, se debe sospechar TB en todo aquel paciente que presente tos y/o expectoracio´n durante ma´s de 2 a 3 semanas, a los que se denominara´  sintoma´ticos respiratorios (SR). Estos s´ıntomas, adema´s de ser los ma´s frecuentes de la forma de presentacio´n ma´s frecuente (TB pulmonar), son los que ocasionan mayor capacidad de contagio (el enfermo contagia ma´s cuanto ma´s tose) de la forma de pre- sentacio´n que ma´s contagia. En estos pacientes, y en todos aquellos en los que se presenten síntomas y signos sugestivos de TB, se deben realizar las pruebas pertinentes para descartar esta enfermedad.
Un aspecto especial a considerar es el de los casos de TB con infeccio´n por VIH. Si estos no han desarrollado todavía una inmunodeficiencia importante,  los  s´ıntomas  suelen  ser  similares  a  los  observados  en  los  dema´s pacientes. Sin embargo, en el enfermo inmunodeprimido por SIDA, el cuadro clínico inicial acostumbra a ser inespecífico, con predominio de síntomas gene- rales (fiebre nocturna, astenia, pérdida de peso, adenopatías periféricas, etc.), con un elevado porcentaje de casos con la PT negativa y con una elevada tasa de localizaciones extrapulmonares. Es por ello que en todo enfermo de SIDA siempre se debe realizar una bu´squeda activa de casos o infectados de TB.

Exploracio´n fı´sica

La exploracio´n f´ısica del enfermo con TB es igualmente inespec´ıfica y, con frecuencia, aporta muy poco al diagno´stico. En muchas ocasiones es, en apariencia, normal. No obstante, debe realizarse siempre de manera sistema´tica y buscar signos de valor orientativo, entre los que se pueden incluir:
    crepitantes en el espacio infraclavicular o en la zona interesca´pulo-vertebral, en relacio´n con lesiones exudativas y cavitarias;
    estertores bronquiales uniobilaterales (roncus, sub-crepitantes) en las diseminaciones bronco´genas;
    si  existe  afectacio´n  pleural:  matidez  a  la  percusio´n,  ausencia  o  disminucio´n del murmullo vesicular, etc.;
    signos de localizaciones extratora´cicas:
   eritema nodoso;
    adenopatías y fistulas cervicales y submaxilares, fistulas de ano, afecta- cio´nosteoarticular, etc.;
    si el enfermo presenta disfonía, practicar laringoscopia indirecta;
    si se sospecha diseminacio´n hemato´gena, explorar el sistema nervioso central y el fondo de ojo.

Analítica general

El estudio analítico general tampoco ofrece datos característicos, aunque, igualmente,  se  debe  realizar  siempre,  con  fines  de  diagno´stico  y,  en  ocasiones, de seguimiento del enfermo durante el tratamiento. Aunque muy inespecíficos, se pueden observar los siguientes datos:
    moderada anemia e hipoproteinemia si la evolucio´n es prolongada;
    velocidad  de  sedimentacio´n  globular  (VSG)  acelerada,  aunque  no  suele exceder los 50-60 mm a la primera hora;
    alteracio´n de las pruebas de coagulacio´n;
    en las formas agudas y febriles puede haber leucocitosis con neutrofilia, aunque es ma´s frecuente la linfocitosis en las formas subagudas y cro´nicas;
    a veces, antes de empezar el tratamiento, se observan alteraciones hepa´ticas (aumento de transaminasas y/o GGT [gamma glutamil transferasa]). Con frecuencia no se debe a infiltracio´n del h´ıgado, sino al estado to´xico o a la frecuente asociacio´n con alcoholismo;
    algunos casos diseminados graves pueden cursar con hiponatremia e hipo- cloremia, por s´ındrome de secrecio´n inadecuada de hormona antidiurética;
    la presencia de hematuria sin dolor co´lico y piuria con urocultivo negativo hacen aconsejable descartar TB renal.

Pruebas a realizar ante un paciente sospechoso de padecer tuberculosis

Ante un paciente con sospecha de TB en el nivel periférico se le debe realizar siempre un seriado de tres baciloscopias de esputo. Si estas son positivas, se asume el diagno´stico y se pasa al PNT para iniciar tratamiento. La actitud a  seguir  si  estas  baciloscopias  son  negativas  es  variable  en  funcio´n  de  los recursos y métodos diagno´sticos disponibles. Sin embargo, lo ma´s razonable para los pa´ıses con escasos y medios ingresos econo´micos es que al enfermo se  le  recomiende  entonces  una  pauta  de  tratamiento  antibio´tico  de  amplio espectro para ver su respuesta evolutiva. Si después de este ciclo persiste la clínica, entonces estaría indicado recoger otro seriado de esputos para realizarle baciloscopia y cultivar una de las muestras en medio so´lido. Si existe disponibilidad, en este paso también se debería incluir la radiografía de to´rax. Por su parte, en el nin˜o también estar´ıa indicado realizar una PT. Otras técnicas diagno´sticas no esta´n indicadas nada ma´s que en muy raras ocasiones. En las Figuras 9 y 10 se expone un esquema del a´rbol de decisiones a adoptar para intentar llegar al diagno´stico de la TB en un paciente sintoma´ico respiratorio.




Diagno´ stico de la infeccio´ n tuberculosa.
Prueba de la tuberculina

El u´nico método disponible para diagnosticar la infeccio´n tuberculosa es la prueba de la tuberculina (PT), uno de los temas de los que ma´s se ha escrito en  la  historia  de  la  medicina  y  que  han  suscitado  ma´s  interés  y  polémica. Aun hoy sigue siendo una prueba extensamente utilizada, cuando, por las limitaciones  que  se  van  a  analizar  a  continuacio´n,  deber´ıa  tener  un  uso mucho ma´s reducido, sobre todo en los pa´ıses con escasos y medios recursos econo´micos,  todos  ellos  con  una  elevada  prevalencia  de  infeccio´n  por M. tuberculosis y con coberturas muy elevadas de vacunacio´n BCG al nacer. Sin embargo, a pesar de ser una técnica muy antigua, au´n no ha sido supe- rada por ninguna otra prueba en su finalidad de diagno´stico de la infeccio´n tuberculosa. Recientemente han existido intentos por encontrar otras pruebas que fuesen capaces de evaluar la infeccio´n tuberculosa con mayor especificidad que la PT. De todos ellos, quiza´s el ma´s prometedor puede ser la deteccio´n  del  ant´ıgeno  ESAT-6  (secretado  por  los  linfocitos  T)  a  través  de  un ELISA para interferon gamma (ELISPOT).

La historia de la PT se remonta al mismo Robert Koch, que elaboro´ la primera  tuberculina  en  su  bu´squeda  incansable  por  encontrar  una  vacuna frente a esta enfermedad. Desafortunadamente, sus primeras conclusiones, expuestas en el X Congreso Internacional de Medicina celebrado en Berlın en 1890, le llevaron a cometer un grave error y a empan˜ar parcialmente, con un estrepitoso fracaso, una vida colmada de éxitos. No en vano, Robert Koch obtuvo un extracto (“linfa de Koch”), obtenido a partir de cultivos de bacilos tuberculosos, pero con fines de poder curar la enfermedad. En 1905, von Pirquet (el inventor de la palabra “alergia” para designar algunos feno´menos inmunolo´gicos  de  la  TB)  introdujo  la  cutireaccio´n y  ma´s  tarde,  en  1908, Mantoux y Mussou la intradermorreaccio´n, que es el sistema ma´s utilizado en la actualidad.


Diagno´ stico de la tuberculosis

En este paso de la agresio´n de M. tuberculosis al organismo ya se esta´  ante un paciente enfermo, que va a presentar una clínica que lo va a llevar a consultar a un médico. Es necesario conocer, por lo tanto, las manifestaciones clínicas de la TB, así como los métodos diagno´sticos indicados a realizar. Sin embargo, hay que destacar como dentro de estos métodos diagno´sticos el estudio microbiolo´gico de las muestras es, con diferencia, el ma´s importante y el u´nico que puede aportar la certeza de la enfermedad. Es por ello que no es desacertado llamar al estudio microbiolo´gico como el método diagno´stico  de  la  TB,  y  al  resto  como  métodos  accesorios  al  diagnstico.  A continuacio´n, se va a exponer cada uno de estos métodos, pero empezando previamente por la clínica, que será la que condicione la consulta y la que ocasione la sospecha diagno´stica.



Valoracio´n clı´nica


Síntomas clínicos
La TB carece de manifestaciones clínicas propias que permitan diferenciarla de otras enfermedades respiratorias. El comienzo es, la mayoría de las ocasiones, insidioso y poco alarmante por lo que pueden pasar varios meses hasta que se llegue al diagno´stico de certeza. De ahí la importancia de que el médico ponga en marcha las exploraciones complementarias ante la ma´s m´ınima sospecha cl´ınica y de que sea necesario conocer a la perfeccio´n los síntomas y signos sugestivos de la TB, hecho que conllevara´ una mayor sospecha  de  enfermedad  y  un  diagno´stico  ma´s  precoz.  De  esta  forma  se consigue un doble beneficio: individual, al permitir tratar y curar antes al enfermo, que no muere y tendrá´ menos secuelas, y colectivo, al disminuir en el tiempo su capacidad de contagio en la comunidad. Por lo tanto, conocer bien la clínica de la TB nos permitirá´ seleccionar el grupo de enfermos en los que estará´ indicado descartar esta enfermedad. Este es un aspecto funda- mental para intentar incrementar la deteccio´n de casos, una de las dos medidas ma´s importantes (la otra es la curacio´n de casos) para el control de esta enfermedad infecciosa.
Como ya se ha expuesto, M. tuberculosis puede diseminarse a cualquier parte  del  organismo  desde  las  primeras  fases  de  su  agresio´n  al  organismo. Es por ello que la TB puede afectar a cualquier o´rgano o tejido, aunque la localizacio´n ma´s frecuente es la pulmonar, la v´ıa de entrada del bacilo y que se presenta en el 80-85% de los casos en pacientes inmunocompetentes. Por lo tanto, la clínica de la TB va a depender, fundamentalmente, de la localizacio´n de la enfermedad, aunque todas tienen la caracter´ıstica comu´n de unos s´ıntomas vagos y nada espec´ıficos. As´ı, en el diagno´stico diferencial de cualquier síndrome clínico es posible incluir la TB, independientemente de su localizacio´n y de su presentacio´n. O sea que cualquier s´ıntoma o signo, en cualquier localizacio´n, puede corresponder a TB.

Aparte de la afeccio´n pulmonar, las localizaciones extrapulmonares ma´s frecuentes son, por este orden, pleural, linfa´tica, urogenital, osteoarticular y men´ıngea,  aunque,  como  ya  se  ha  expuesto,  cualquier  o´rgano  o  tejido  del organismo puede ser afectado. En pacientes inmunocompentes la frecuencia de presentacio´n de la TB extrapulmonar no supera el 15-20%, aunque este porcentaje aumenta claramente ante situaciones de inmunodeficiencia, especialmente en los enfermos de SIDA, en los que puede llegar a estar presente hasta en un 50-60% de los casos de TB.
Adema´s de los s´ıntomas locales, la TB presenta, con frecuencia, s´ıntomas  y  signos  generales,  de  entre  los  que  destacan  la  febr´ıcula,  sudoracio´n profusa, astenia, anorexia, pérdida de peso, etc., todos ellos en relacio´n con lo que es una enfermedad infecciosa cro´nica.
La primoinfeccio´n suele ser subcl´ınica, o con s´ıntomas tan inespec´ıficos como tos, febrícula, etc. Es por ello que la persistencia de s´ıntomas respiratorios en el nin˜o durante ma´s de 15 d´ıas hace aconsejable practicar una radio- graf´ıa de to´rax, en especial si se acompan˜an de manifestaciones sistémicas o extrapulmonares, como anorexia, pérdida de peso, eritema nodoso,  etc.
Por su parte, la TB del adulto o post-primaria suele tener, con frecuencia,  un  comienzo  solapado  en  forma  de  tos,  expectoracio´n  mucopurulenta, sudoracio´n  nocturna,  cansancio  fa´cil,  etc.  En  algunas  ocasiones,  el  inicio puede  ser  agudo,  con  fiebre  alta,  escalofr´ıos,  expectoracio´n  hemoptoica  o hemoptisis franca, lo que suele conllevar una consulta médica ma´s precoz y un diagno´stico menos tard´ıo. Una forma especial de comienzo es la neumon´ıa por TB, con un s´ındrome cl´ınicoradiogra´fico similar al de la neumon´ıa bacteriana. Las diseminaciones pulmonares extensas cursan con disnea progresiva e insuficiencia respiratoria, que en los casos graves puede llegar al distress respiratorio del adulto.
Por  su  parte,  la  TB  miliar,  que  siempre  representa  una  diseminacio´n hemato´gena  de  la  enfermedad  y,  por  tanto,  una  situacio´n  de  gravedad,  a pesar de que a veces el enfermo pueda tener pocos síntomas, presenta funda- mentalmente síntomas y signos generales y, con frecuencia, es necesario realizar  el  diagno´stico  diferencial  con  la  fiebre  de  origen  desconocido,  sobre todo si en el per´ıodo inicial no se ve el patro´n miliar en la radiograf´ıa.
Para una buena deteccio´n de casos es fundamental una adecuada sospecha diagno´stica, por lo que es de suma importancia el definir los casos que son sospechosos de padecer TB. Esto permite reducir la poblacio´n de estudio y aumentar, por lo tanto, el valor predictivo positivo y negativo de las pruebas diagno´sticas a realizar después.
Por todo lo expuesto, como la forma ma´s frecuente de presentacio´n de la TB y la que conlleva mayor capacidad de contagio es la TB pulmonar, los esfuerzos deben ir dirigidos, preferentemente, a detectar estos casos de enfermedad.  Como  los  s´ıntomas  ma´s  frecuentes  de  la  TB  pulmonar  son  la tos y la expectoracio´n prolongada, a efectos de intentar incrementar la detec- cio´n de casos y de disminuir la demora en el diagno´stico, se debe sospechar TB en todo aquel paciente que presente tos y/o expectoracio´n durante ma´s de 2 a 3 semanas, a los que se denominara´  sintoma´ticos respiratorios (SR). Estos s´ıntomas, adema´s de ser los ma´s frecuentes de la forma de presentacio´n ma´s frecuente (TB pulmonar), son los que ocasionan mayor capacidad de contagio (el enfermo contagia ma´s cuanto ma´s tose) de la forma de pre- sentacio´n que ma´s contagia. En estos pacientes, y en todos aquellos en los que se presenten síntomas y signos sugestivos de TB, se deben realizar las pruebas pertinentes para descartar esta enfermedad.

Un aspecto especial a considerar es el de los casos de TB con infeccio´n por VIH. Si estos no han desarrollado todavía una inmunodeficiencia importante,  los  s´ıntomas  suelen  ser  similares  a  los  observados  en  los  dema´s pacientes. Sin embargo, en el enfermo inmunodeprimido por SIDA, el cuadro clínico inicial acostumbra a ser inespecífico, con predominio de síntomas gene- rales (fiebre nocturna, astenia, pérdida de peso, adenopatías periféricas, etc.), con un elevado porcentaje de casos con la PT negativa y con una elevada tasa de localizaciones extrapulmonares. Es por ello que en todo enfermo de SIDA siempre se debe realizar una bu´squeda activa de casos o infectados de TB.


Exploracio´n fı´sica

La exploracio´n f´ısica del enfermo con TB es igualmente inespec´ıfica y, con frecuencia, aporta muy poco al diagno´stico. En muchas ocasiones es, en apariencia, normal. No obstante, debe realizarse siempre de manera sistema´tica y buscar signos de valor orientativo, entre los que se pueden incluir:
    crepitantes en el espacio infraclavicular o en la zona interesca´pulovertebral, en relacio´n con lesiones exudativas y cavitarias;
estertores bronquiales uniobilaterales (roncus, sub-crepitantes) en las diseminaciones bronco´genas;
    si  existe  afectacio´n  pleural:  matidez  a  la  percusio´n,  ausencia  o  disminucio´n del murmullo vesicular, etc.;
    signos de localizaciones extratora´cicas:
   eritema nodoso;
    adenopatías y fistulas cervicales y submaxilares, fistulas de ano, afecta- cio´nosteo-articular, etc.;
    si el enfermo presenta disfonía, practicar laringoscopia indirecta;
    si se sospecha diseminacio´n hemato´gena, explorar el sistema nervioso central y el fondo de ojo.

Analítica general

El estudio analítico general tampoco ofrece datos característicos, aunque, igualmente,  se  debe  realizar  siempre,  con  fines  de  diagno´stico  y,  en  ocasiones, de seguimiento del enfermo durante el tratamiento. Aunque muy inespecíficos, se pueden observar los siguientes datos:
    moderada anemia e hipoproteinemia si la evolucio´n es prolongada;
    velocidad  de  sedimentacio´n  globular  (VSG)  acelerada,  aunque  no  suele exceder los 50-60 mm a la primera hora;
    alteracio´n de las pruebas de coagulacio´n;
    en las formas agudas y febriles puede haber leucocitosis con neutrofilia, aunque es ma´s frecuente la linfocitosis en las formas subagudas y cro´nicas;
    a veces, antes de empezar el tratamiento, se observan alteraciones hepa´ticas (aumento de transaminasas y/o GGT [gamma glutamil transferasa]). Con frecuencia no se debe a infiltracio´n del h´ıgado, sino al estado to´xico o a la frecuente asociacio´n con alcoholismo;
    algunos casos diseminados graves pueden cursar con hiponatremia e hipo- cloremia, por s´ındrome de secrecio´n inadecuada de hormona antidiurética;
    la presencia de hematuria sin dolor co´lico y piuria con urocultivo negativo hacen aconsejable descartar TB renal.

Pruebas a realizar ante un paciente sospechoso de padecer tuberculosis

Ante un paciente con sospecha de TB en el nivel periférico se le debe realizar siempre un seriado de tres baciloscopias de esputo. Si estas son positivas, se asume el diagno´stico y se pasa al PNT para iniciar tratamiento. La actitud a  seguir  si  estas  baciloscopias  son  negativas  es  variable  en  funcio´n  de  los recursos y métodos diagno´sticos disponibles. Sin embargo, lo ma´s razonable para los pa´ıses con escasos y medios ingresos econo´micos es que al enfermo se  le  recomiende  entonces  una  pauta  de  tratamiento  antibio´tico  de  amplio espectro para ver su respuesta evolutiva. Si después de este ciclo persiste la clínica, entonces estaría indicado recoger otro seriado de esputos para realizarle baciloscopia y cultivar una de las muestras en medio so´lido. Si existe disponibilidad, en este paso también se debería incluir la radiografía de to´rax. Por su parte, en el nin˜o también estar´ıa indicado realizar una PT. Otras técnicas diagno´sticas no esta´n indicadas nada ma´s que en muy raras ocasiones. En las Figuras 9 y 10 se expone un esquema del a´rbol de decisiones a adoptar para intentar llegar al diagno´stico de la TB en un paciente sintomáticoa respiratorio. (Caminero, J. A. 2003, p. 81)



Referencias

 Organización mundial de la salud. (2016). Recuperado de https://www.who.int/features/qa/08/es/


       Caminero, J. A. (2003). Guía de la tuberculosis para médicos especialistas. París,  Francia: Unión Internacional contra la tuberculosis y enfermedades respiratorias (UICTER)

Por: Claudia Maria Saumeth Arias



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